El parque nacional afronta en paralelo al trasvase del Tajo la restauración ambiental del itinerario de la isla del Pan, la ruta más popular (ahora cerrada al público), de la que se ha retirado el sedimento y la vegetación que lo ha colonizado por la ruptura del ciclo del agua.
Los responsables de las Tablas de Daimiel, al borde del abismo otra vez por la combinación de sequía prolongada con el problema crónico de sobreexplotación de los acuíferos del Alto Guadiana, no tiran la toalla para preservar el humedal icónico de la Mancha Húmeda. Al agua del Tajo que fluye por la Cañada Lobosa a través de la Tubería Manchega desde el 17 de agosto, se suma este verano una drástica intervención para impedir que la vegetación se coma literalmente la isla del Pan, la ruta de pasarelas que todo el mundo conoce.
“Teníamos dos opciones o restauramos el humedal, como se ha hecho en otras zonas afectados por el problema de colonización de la vegetación, o lo perdemos; hemos apostado por seguir intentándolo”, afirma Carlos Ruiz de la Hermosa, el director del parque en una atípica visita a la isla del Pan (cerrada al público desde julio) para que a través de los medios la ciudadanía conozca, juzgue y sepa lo que se está haciendo.
Cerrada al público desde finales de julio, cuando empezó la retirada de la vegetación que ha colonizado indebidamente la laguna, Ruiz de la Hermosa y el director general del Medio Natural de Castilla-La Mancha Félix Romero, han mostrado cómo excavadoras, camiones y obreros, seguidos de cerca por un retén del Infocam en prevención de incendios, han tomado el vaso lagunar más reconocible de las Tablas de Daimiel, completamente seco, para retirar sedimentos y vegetación que impiden que el agua -cuando la haya-, sea la protagonista.
La controvertida restauración de la isla del Pan, para recuperar su paisaje primigenio, aunque sea de forma artificial, es también una oportunidad didáctica para la sociedad. “El ciudadano que no entiende de botánica puede que venga al parque, vea verde, hierba, y diga ¡qué bonito!, pero no es lo que debería ver. Aquí la protagonista debería ser el agua y algunas islitas con masiega, como el ciclo hidrológico está alterado porque no siempre hay agua, la masiega no tiene ni humedad ni profundidad suficiente para asentarse. Lo que ha pasado con la vegetación aquí es un ejemplo de que algo está averiado”, se explaya Romero, que también preside la comisión mixta de gestión de los parques nacionales de las Tablas y Cabañeros (cogestionados por Gobierno central y Junta de Castilla-La Mancha).
Una actuación “contundente” y necesaria
De la Hermosa admite que la actuación es “contundente”, no deseada, pero necesaria para que las Tablas tengan una oportunidad de conservarse como lo que fueron. “Tenemos estimaciones que nos dicen que en diez años la vegetación se habría comido hasta las pasarelas si no la retiramos”, cuenta.
El problema: colmatación de los sedimentos
La isla del Pan lleva años sufriendo un grave problema de colmatación de sedimentos (crecen, crecen y no hay espacio para el agua), como consecuencia de la rotura del ciclo natural del agua por los periodos secos cada vez más prolongados. En consecuencia en la zona han proliferado carrizo y enea que al descomponerse se incorporan al fondo de la laguna de manera que el sedimento aumenta su espesor y disminuye la superficie inundable, hasta el punto que el parque se ha quedado con apenas media hectárea sin vegetación de diez de dimensión.
Moco del pantano y malos olores
La materia orgánica en descomposición aumentar el grosor del sedimento, abona el suelo, crece más vegetación y acelera y agrava el proceso. A todo esto hay que incluir el nivel de nutrientes, con carga de fósforo y nitrato muy altos, que contaminan el agua y hacen proliferar unas algas filamentosas conocidas en Norteamérica como “moco del pantano” que reducen las plantas subacuáticas y generan malos olores.
“Nos hemos visto obligados a intervenir para retirar toda esa vegetación superficial, los sedimentos contaminados, y restaurar el ecosistema. Nuestra idea es aproximarnos a una situación que nos marcan las fotos aéreas antiguas de cómo era esta laguna, toda libre de vegetación a excepción de las islitas de masiega”.
El proyecto, basado en un estudio elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 2021 e informado favorablemente en el pleno del patronato del parque nacional el 14 de diciembre se encuentra recogido en el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional y cuenta con financiación de los fondos de recuperación europeos Next Generation
Las obras empezaron el pasado 27 de julio y tendrán una duración mínima de unos tres meses para devolverle al itinerario el aspecto que debería tener, a falta del agua que podría llegar el próximo otoño (la del trasvase no inundará esta zona).
En fases posteriores se harán plantaciones de masiega (las Tablas era el principal masegar de Europa). La pandemia y el riesgo de incendios están haciendo que la restauración vaya un poco al ralentí. “Con estas condiciones de calor y peligro los trabajos tienen que terminar a las dos de la tarde, cuando pase el calor podremos trabajar doce horas al día y cogeremos ritmo”.
La restauración de la isla del Pan es “una actuación puntual”, que solo afecta el 0,3 por ciento del vaso lagunar del parque, similar a otras restauraciones de humedales que se han hecho en comunidades como Galicia, con el beneplácito allí de las organizaciones ecologistas que lo han criticado en Daimiel, “nosotros no estamos inventando nada, es lo que se hace en otros humedales”, insiste el director de las Tablas.
Mejoras en pasarelas e itinerarios
El parque le dará además una vuelta completa a las pasarelas, los observatorios e infraestructuras de uso público como el nuevo aparcamiento, remodelado el año pasado, aprovechando la intervención para retirar el carrizo y la enea.
Imagen impactante y no deseada de las Tablas
De la Hermosa reconoce que la imagen de las Tablas (el itinerario se ha cerrado al público) impacta, “a mí no me agrada ver camiones de obra por aquí, pero es peor pasar por estas pasarelas y no ver nada. Si no hiciéramos nada la totalidad de las pasarelas estarían atravesadas por carrizal”.
Las actuaciones se ejecutarán en distintas fases. Inicialmente se ha hecho el desbroce mecánico y manual del carrizo y enea y se ha trasladado todo el material segado junto con los cúmulos de biomasa vegetal muerta acumulada fuera de la cubeta del humedal, a parcelas propiedad del Organismo Autónomo Parques Nacionales (lo que ese está haciendo ahora).
Recuperación de la masiega original
Posteriormente, se proseguirá con decapado superficial mecánico de 30 centímetros de los sedimentos acumulados. Estas actuaciones se completarán en años posteriores con plantaciones de masiega buscando la recuperación del masegar, la flora original de la zona.
El objetivo de este proyecto es recuperar el tramo de itinerario que transcurre por la isla del Pan, la mayor de todas las islas de acceso público del parque, ante el proceso de colmatación de sedimentos y vegetación en el que se encuentra y que está provocando la desaparición de sus valores naturales.
Restauración y trasvase a la vez
La restauración de la isla del Pan ha coincidido en el tiempo con el primer trasvase que recibe el parque nacional desde hace doce años. De nuevo se habla de una derivación de agua “extraordinaria”, de seis hectómetros cúbicos en esta ocasión, ante una situación crítica por la que el parque está atravesando, en vísperas de la conmemoración el año que viene de su primer medio siglo de vida como parque nacional. Son cincuenta años de una historia repleta de luces y de muchas sombras, asociadas a la extracción de unas maravillosas aguas subterráneas que soportan unos niveles de regadío que impiden su recarga natural, cada vez más compleja por el cambio climático y el calentamiento del planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario