Si recorremos tranquilamente las pasarelas del interior del Parque Nacional, nos daremos cuenta de que el otoño 2024 ha llegado.
Después del largo estío veraniego los días se acortan, las temperaturas
bajan durante la noche a la espera de las primeras y copiosas lluvias que tan
importantes son para la conservación de estos humedales manchegos.
Con poca superficie inundada, el humedal está a la espera de los Ríos Cigüela y Guadiana que todavía no aportan el caudal al parque que hará subir lentamente los niveles de las Tablas recuperando zonas secas meses atrás, para disfrute de la fauna de este espacio protegido.
El color del paisaje cambia, las plantas anuales como el Carrizo o la Enea pierden sus verdes intensos, tan representativo durante el verano y se tornan en ocres y marrones, formando bonitas estampas de carrizales cubiertos por brumas y nieblas otoñales.
Este inexorable cambio de estación,obliga a multitud de aves migratorias a desplazarse hacia el sur. Las aves, viajan buscando climas acordes a sus necesidades, huyendo del frio y buscando lugares donde alimentarse. Comienza una migración que les llevará, atravesando toda Europa hasta las zonas centrales de África y el Sahel.
En meses posteriores serán las aves del norte de Europa las que poco a poco llegaran a la península y Las Tablas de Daimiel, para utilizarlas como lugar de parada e invernada, quedándose con nosotros durante todo el invierno hasta la llegada de la primavera. Es en estos días cuando es posible observar, prismático en mano, multitud de especies de la familia de los limícolas como las Agujas Colinegras, Avocetas, Cigüeñuelas, Archibebes y un sin fin de aves viajeras. En lugares con media profundidad son las Garzas Reales, las Cigüeñas y Garcetas comunes las que se alimentan de los cangrejos y peces al igual que los Cormoranes.
Aves que en definitiva utilizan el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel para descansar, repostar, coger fuerzas para continuar su viaje hacia África. Es por esto que las Tablas son Zona de especial protección para las aves a nivel Europeo (Zona ZEPA).
De todas las aves las Anátidas son las más numerosas en el humedal, patos como el Porrón Común, el Pato Colorado, o las pequeñas Cercetas comunes,Ánades reales o Ánsares Comunes, las numerosas Fochas comunes. Son algunas de las especies habituales en Daimiel. Aunque también es posible observar con suerte, a la Cerceta Pardilla, La Malvasía, el escaso Morito y rapaces como el Águila Pescadora, el Aguilucho Lagunero o el pequeño Esmerejón.
La especie más llamativa y que seguramente captara nuestra atención si visitamos en otoño las tablas, es la Grulla Común, por numero de individuos (que puede llegar a alcanzar los 5.000 ejemplares), por su tamaño con un metro diez de altura, y especialmente por el sonido que emiten durante todo el día llamado “Trompeteo”.
Un sonido, que se hace más audible al final de la tarde, cuando llegan estos numerosos bandos de aves a las tablas, especialmente en las orillas del Guadiana donde tienen su dormidero, haciendo del atardecer otoñal un momento inolvidable en estas Tablas de Daimiel.
Con poca superficie inundada, el humedal está a la espera de los Ríos Cigüela y Guadiana que todavía no aportan el caudal al parque que hará subir lentamente los niveles de las Tablas recuperando zonas secas meses atrás, para disfrute de la fauna de este espacio protegido.
El color del paisaje cambia, las plantas anuales como el Carrizo o la Enea pierden sus verdes intensos, tan representativo durante el verano y se tornan en ocres y marrones, formando bonitas estampas de carrizales cubiertos por brumas y nieblas otoñales.
Este inexorable cambio de estación,obliga a multitud de aves migratorias a desplazarse hacia el sur. Las aves, viajan buscando climas acordes a sus necesidades, huyendo del frio y buscando lugares donde alimentarse. Comienza una migración que les llevará, atravesando toda Europa hasta las zonas centrales de África y el Sahel.
En meses posteriores serán las aves del norte de Europa las que poco a poco llegaran a la península y Las Tablas de Daimiel, para utilizarlas como lugar de parada e invernada, quedándose con nosotros durante todo el invierno hasta la llegada de la primavera. Es en estos días cuando es posible observar, prismático en mano, multitud de especies de la familia de los limícolas como las Agujas Colinegras, Avocetas, Cigüeñuelas, Archibebes y un sin fin de aves viajeras. En lugares con media profundidad son las Garzas Reales, las Cigüeñas y Garcetas comunes las que se alimentan de los cangrejos y peces al igual que los Cormoranes.
Aves que en definitiva utilizan el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel para descansar, repostar, coger fuerzas para continuar su viaje hacia África. Es por esto que las Tablas son Zona de especial protección para las aves a nivel Europeo (Zona ZEPA).
De todas las aves las Anátidas son las más numerosas en el humedal, patos como el Porrón Común, el Pato Colorado, o las pequeñas Cercetas comunes,Ánades reales o Ánsares Comunes, las numerosas Fochas comunes. Son algunas de las especies habituales en Daimiel. Aunque también es posible observar con suerte, a la Cerceta Pardilla, La Malvasía, el escaso Morito y rapaces como el Águila Pescadora, el Aguilucho Lagunero o el pequeño Esmerejón.
La especie más llamativa y que seguramente captara nuestra atención si visitamos en otoño las tablas, es la Grulla Común, por numero de individuos (que puede llegar a alcanzar los 5.000 ejemplares), por su tamaño con un metro diez de altura, y especialmente por el sonido que emiten durante todo el día llamado “Trompeteo”.
Un sonido, que se hace más audible al final de la tarde, cuando llegan estos numerosos bandos de aves a las tablas, especialmente en las orillas del Guadiana donde tienen su dormidero, haciendo del atardecer otoñal un momento inolvidable en estas Tablas de Daimiel.
Fuente: Ecodestinos.es
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