Aníbal de la Beldad
Daimiel
El parque nacional de las Tablas de Daimiel acabará el año con más de 1.400 hectáreas inundadas, después de que en las últimas semanas, los aportes de agua del río Gigüela y varios arroyos hayan propiciado que aumenten los niveles de inundación de este espacio protegido.
Según el presidente del patronato rector, Luis Arroyo, el parque se encuentra en un gran momento tras haber superado el verano con más de 1.000 hectáreas inundadas.
La recuperación hídrica es un hecho gracias a los aportes que llegan desde le río Gigüela y los que proceden de arroyos que vierten en el propio parque, como son los arroyos de Cañada Lobosa y el arroyo de Cañada del Gato.
El buen momento ha hecho posible que se abran las compuertas del Molino de Molemocho por lo que el agua asciende hacia el Molino de Griñón, en lo que se conoce popularmente como Guadiana remontante.
Arroyo explica que el agua procedente del río Azuer avanza y se encuentra en el cauce del Guadiana próximo al Molino de Griñón, lo que podría provocar que se uniera al agua del Guadiana remontante, recuperando la imagen del parque recibiendo agua tanto del río Gigüela como del río Guadiana.
La magnífica situación de inundación que viven Las Tablas de Daimiel hará posible que se pueda rozar un máximo histórico de afluencia de visitantes que, al acabar el año, podría rondar los 400.000.
El parque nacional ha experimentado una recuperación "espectacular y sorprendente" tanto en relación con la avifauna, como en relación a la vegetación presente en el espacio protegido.
A pesar de que hay que tener presente la necesidad de que las aves recuperen la querencia tras cinco años con el parque en seco, y falta de alimento, la nidificación de especies en primavera fue "espectacular por la diversidad de especies nidificantes".
En total, nidificaron más de dos mil parejas de aves de 44 especies diferentes, destacando especialmente, la nidificación del fumarel común y fumarel cariblanco, la del pato colorado o la de la malvasía cabeciblanca, entre otras.
Arroyo destaca que los continuos censos demuestran un incremento del número de aves y el último censo mensual de diciembre arroja datos muy significativos, con la presencia ya de más de 19.000 ejemplares.
En concreto se han llegado a censar 8.257 fochas comunes, 2.474 porrones comunes, 1.927 grullas comunes, 1.511 ánades frisos, 1.003 patos colorados, 1.112 patos cucharas o 999 ánades reales, entre otros muchos.
La recuperación del parque afecta también muy positivamente a la vegetación palustre y a la vegetación acuática de la que se ha observado una magnífica recuperación debido a que los niveles máximos de inundación del parque se han alcanzado en una época adecuada para la buena germinación de las plantas.
El hecho de que se hayan mantenido los niveles de inundación a lo largo de todo el año "también ha permitido que las formaciones subacuáticas completaran su desarrollo, viéndose favorecidas por la eliminación de una parte importante de la vegetación nitrófila y arvense que había colonizado tablas y tablazos".
En este sentido, puso en valor los trabajos llevados a cabo con el Plan E, antes de que el parque se inundara, y que hicieron posible que se extrajeran 18.000 toneladas de biomasa vegetal que colmataban unas 630 hectáreas del vaso del parque nacional.
Según Arroyo, "si no se hubiera llevado a cabo esta operación, al inundarse el Parque se hubiera descompuesto toda la biomasa provocando el notable empeoramiento de la calidad del agua e imposibilitando el desarrollo de las praderas de ovas".
Respecto a la masiega dice a pesar de la inundación vivida se ha producido una reducción de su superficie, debido a la extrema sequía vivida los últimos cinco años, aunque se trabaja para contrarrestar el efecto.
Fuente: Diario Lanza
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