El daimieleño José
Antonio Alcázar exhibe durante noviembre en la cafetería del hotel Santa
Cecilia una selección de 16 instantáneas, en su mayoría de paisajes de
las Tablas de Daimiel y urbanas de su localidad.
Anunciada la muestra con una instantánea que capta el juego de luces, geometrías y enlaces de una tela de araña y los sarmientos de una vid en espaldera sobre las que acaba de llover, la muestra reúne las dos vertientes creativas de Alcázar. Por un lado, se encuentra su fotografía realista, directa y sin retoques que muestra los paisajes o espacios urbanos que le llaman la atención, y por otro lado la pictoralista, en la que con diversas técnicas da un acabado artístico, más personal y abierto a la interpretación.
Hasta el día 30 se puede presenciar esta muestra fotográfica, cuyas instantáneas remiten sobre todo al otoño y el invierno y en la que se pueden encontrar desde los dorados de la pámpana y el blanco de la cencellada, al verde de las siembras, el azul de las Tablas y la sugerente combinación de matices de los atardeceres manchegos.
Tampoco falta el halo misterioso y casi de cuento del caminar entre los tayares, ni, ya en relación con la fotografía urbana, perspectivas y detalles de San Pedro y los recuerdos que despiertan las sillas vacías de la terraza en Plaza España.
Fuente: Lanza Digital
Anunciada la muestra con una instantánea que capta el juego de luces, geometrías y enlaces de una tela de araña y los sarmientos de una vid en espaldera sobre las que acaba de llover, la muestra reúne las dos vertientes creativas de Alcázar. Por un lado, se encuentra su fotografía realista, directa y sin retoques que muestra los paisajes o espacios urbanos que le llaman la atención, y por otro lado la pictoralista, en la que con diversas técnicas da un acabado artístico, más personal y abierto a la interpretación.
Hasta el día 30 se puede presenciar esta muestra fotográfica, cuyas instantáneas remiten sobre todo al otoño y el invierno y en la que se pueden encontrar desde los dorados de la pámpana y el blanco de la cencellada, al verde de las siembras, el azul de las Tablas y la sugerente combinación de matices de los atardeceres manchegos.
Tampoco falta el halo misterioso y casi de cuento del caminar entre los tayares, ni, ya en relación con la fotografía urbana, perspectivas y detalles de San Pedro y los recuerdos que despiertan las sillas vacías de la terraza en Plaza España.
Fuente: Lanza Digital
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