El Instituto Geológico estudiará en estas semanas la aparición de nuevos afloramientos de agua en el río.
El Instituto Geológico y Minero de España
(IGME) estudiará en las próximas semanas la aparición de nuevos
afloramientos de agua en el río Guadiana, en las proximidades del Parque
Nacional de Las Tablas de Daimiel, que podrían deberse al aumento del
nivel freático del agua.
La aparición de «nuevos ojos» en el río
Guadiana podría ser similar a la de finales de diciembre del año pasado
en las proximidades del que fuera molino hidráulico de Zuacorta, en el
mismo río.
Ahora, la aparición de un gran encharcamiento
entre los molinos hidráulicos de Griñón y Nuevo está provocando que el
agua circule ligeramente por el cauce del río Guadiana desde mediados de
octubre sin que éste reciba aportes del río Azuer, que a su paso por el
casco urbano de Daimiel está seco.
Miguel Mejías, jefe del área de hidrogeología
del IGME, explicó que el origen de este encharcamiento debe ser
estudiado para determinar la procedencia del agua, porque podría
tratarse de un acuífero colgado en la zona o de nuevos ojos similares a
los del entorno del molino de Zuacorta.
Mejías recordó que tras el trabajo de campo
realizado en Zuacorta las conclusiones fueron que realmente se trataba
del nivel freático del acuífero 23 y que afloraba el agua por el corte
de la topografía del terreno, que bajó como consecuencia de excavaciones
o de pequeños colapsos del terreno.
El geólogo recordó que estas afloraciones no
eran como los «ojos tradicionales» que se conocían, puesto que se
trataban únicamente de un encharcamiento que no producía escorrentía
superficial, algo que ahora sí puede estar ocurriendo aunque hay que
estudiarlo.
En cualquier caso, dijo que «el objetivo es que
en el río Guadiana se produzcan de nuevo muchas surgencias a lo largo
del cauce, que produzcan un reguero y den lugar al río Guadiana».
El fenómeno que ha aparecido ahora puede ser
como el del año pasado, pero el hecho de que haya surgido tras el verano
y el periodo de riegos en la zona lleva a cuestionarse su aparición que
también podría deberse a «las últimas lluvias de septiembre».
En cualquier caso, recordó que los ojos del
Guadiana no era un punto concreto en el cauce del río Guadiana, sino
«una sucesión de surgencias por las que salía el agua subterránea, que
creaban un reguero y daban lugar a la formación del cauce del río».
Los ojos del Guadiana, que dejaron de manar en 1984 tras décadas de explotación del Acuífero 23, no han funcionado como tales desde entonces.
Para Mejías, que se produzca este fenómeno es
«genial y maravilloso», aunque no deja de ser anecdótico porque se trata
de una situación coyuntural que responde básicamente a un periodo
húmedo (2009-2011), en el que ha llovido más del 50 por ciento de lo que
es habitual.
No obstante, reconoció que en la mejora de la situación del Acuífero 23 ha influido también la mayor concienciación de los usuarios y las medidas de gestión de la Administración.
Mejías resaltó que aunque la situación es la
mejor de los últimos 28 años, aún no se ha conseguido el objetivo de
recuperar el sistema neural de flujo, de tal manera que todo el Acuífero
23 descargue el agua en los Ojos del Guadiana y llene el río Guadiana y
Las Tablas de Daimiel.
Fuente: ABC
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